_ "¡Equipos eran los de Menotti! ¡Atacaban por todos lados y
profundizaban el juego siendo anchos!
_ ¡Estás errado viejo! ¡Con el Narigón teníamos siempre el
resultado al lado de la mano y nunca nos bajamos de la final! ¿O me vas a decir
que alguien se acuerda de los segundos?
_ ¡Balbín!
_ ¡Perón!
_ ¡Rodolfo Walsh!
_ ¡Borges!
_ ¡Liberación!
_ ¡Dependencia!
Así estaban todos los días a toda hora. Una práctica que ya rozaba
lo lúdico. Pancho y Rodi no parecían agotarse de enfrentarse en un choque dialéctico
signado por la oposición, generalmente argumentada, pero a veces sólo para
contradecir.
Estos dos viejitos se conocían desde hace más de seis décadas
cuando una empresa extranjera dedicada a “trabajos específicos y activos sobre
el suelo, la flora, la fauna y el ecosistema”, los juntó para contratarlos como
vigilancia de algunas hectáreas de la zona selvática de San Ramón de la Nueva
Orán, en el Norte de Salta, llamada por los lugareños bosque tucumano o yungas..."