jueves, 20 de agosto de 2009

Entre el cielo y la playa

Mis miedos siempre navegan.
Me nublan, me arrastran.
Tienen capacidades.
Son permisivos.
Entre pretéritos y futuros potenciales
me desnudo.
Discursivamente se me oye firme, heroico.
Pero es sólo una construcción.
El dolor tracciona. Arde. Embate.
Vuelvo a ella.
Al último beso, a la última noche,
a mi compañía que no sanó.
Al irrefrenable pedido de seguir,
de vivir, de guerrear.
Al abrazo cómplice del destino cantado.
A su corazón pleno por sacarme un te quiero.
A su lucidez por convencerme, por protegerme.
A su postura para bancar. A sus ganas de más.
A su ánimo. Su rabia.
Su intelectual modo de
tragarse su tragedia. Nuestra tragedia.
La ruina. Los traumas. La obsesión.
La neurosis. La intolerencia. El desgano.
El terror. El psicoanálisis. Las voces.
Los fantasmas. Los sueños, atroces.
El peso. Las deudas. Los intentos.
La agonía. La lejanía. Las cenizas.
Ella se va. No se despide.
El tiempo se lo prohibe. Le ganó de mano.
Fue su única derrota.
Un jardín de cerezos resguarda su esencia.

El mar la baña más bravo que nunca.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Mi Tanya


Me despojo por un momento de mi subjetividad gastada y remachada.

Abandono la forzada elaboración dialéctica, con aires de irrespetuosa obra artística.
Sepulto el necesitado ego. Callo mis resquemores. Desato mis anudadas represiones.
Y digo lo que siento. Mi verdad.
Vuelvo al blog tras varios meses de desidia y ausentismo sólo por ella. Y no sé si volveré después de expresarme.
Ella, que a pesar de su milimétrica existencia bancó su esencia y se presentó intempestiva.
Fulgurante. Bulliciosa. Viva. Fresca. Distinta y puramente simbólica.
No despertó miedos, temores. No incomodó.
Llegó para maniatarme de por vida. Para establecerse como una justificada prioridad. Para quitarme unos segundos de dolor. Para convencerme. Para ser nuestro reflejo, o su extremo.
Ya no está el tiempo para mí, para nosotros. Ahora todo es de ella.
Se impone la proyección, planificar.
Yo, un tipo de innumerables palabras lanzadas casi a ritmo de metralla. Un insoportable irónico, ácido, directo, chicaneador, contestador; que se desarmó.
La toco y me rindo. La pienso y me mareo.
No conozco otra sensación que no refiera a intensidad.
Te tengo que blanquear que no desembarcas en una familia ideal, como también voy a decirte que ninguna lo es, aunque es lo que primariamente todos te quieren vender.
Tu viejo es un tipo que mastica dolor y traga cada una de sus lágrimas. Carga una culpa merecida e irreversible. Ya no puede decirle perdón a una foto o besarla, o sí puede, pero ya nada calmará el vacío de su alma.
Es un sujeto singular cargado de fastidio hacia la vida, pero más hacia la muerte. Vivenciar algunos de sus actos más tremendos y carentes de fundamentación, terminaron por colocar los últimos ladrillos que cimentaron el muro emotivo.
Dice poco de sí. Elige selectivamente a quienes relacionarse. Se rodea de pocos vínculos. Ya te digo, no es un hombre fácil.
Sin embargo, tu confirmación le volteó sus parámetros, le torció sus posturas, le destronó sus reglas.
Que cambiaste muchas vidas es una certera realidad. Que todavía muchos no caen. Que algunos te taparon, te escondieron, te lamentaron. Que otros lloraron, agradecieron.
Y la paleta de sensaciones para nada se para.
Revolucionaste un núcleo familiar y todavía no sabes de revoluciones.
Imagino todos los valores que te vamos a querer enseñar, o por lo menos yo sin ánimo de bajar línea o tendenciar tus futuras creencias. Que luches, que no te caigas, que no seas tibia, que seas de naturaleza caliente. Directa. Sin doble discurso. Honesta. Solidaria. Que te brindes por el otro. Que no te calles. Que no te impongan. Que valores para lograr valoración. Que no actúes. Que seas vos, nítida, libre. Eso, profundamente libre. Romántica. Que llores, que no te guardes nada. Que no odies. Que ames, Que te amen. Y que vuelvas a amar para que te vuelvan a amar.
Tantas cosas. Ah, no seas demagógica.
Una mirada. Un dedo en mi mano, en la de tu madre. Qué decir de ella si con sólo indicar que hospeda y da lugar a tus respiros, y lo hará por alrededor de nueve meses. Ella te va a dar la vida.

Se que este discurso se asemeja a todos los circundante durante la historia de todas las paternidades. Sin embargo, este es el mío, el más sincero, noble. Y es para vos.
Discutiendo con mis fantasmas cada día pienso en nosotros. En no defraudar. En estar. En ser espalda y pecho incansable. En primero aprender de vos, y luego enseñarte. En tomar lo más valioso de mis viejos y entregártelo. Bueno, yo soy el reflejo de ellos, y también me entregaré.
Si sufrís, ahí estaremos. Si reís, congelaremos el tiempo.
Si te invade el llanto, intentaremos no quebrarnos y abrazaremos tus penas.
Si dudas, vacilaremos unidos. Si vivís injusticias, arrasaremos cada arbitrariedad.
Nunca nos rendiremos. Seremos intransigentes y dogmáticos. Luchadores.
Nunca más volveremos a ser los mismos.
Y es por vos.



viernes, 17 de abril de 2009

Shhhhh.....


Las palabras están de más


cuando no fundan,


cuando no esclarecen,


cuando no atraen,


cuando no añaden.


José Martí. Patria y Libertad

Viernes 30-01-09

¿Soy tan raro?


¿Contradicción o brutal coincidencia?
Realmente no puedo descifrarlo.


Una elegante e inabarcable sierra de 2.800 metros de altura
finamente resguardada por un multiplicado sendero de curvas
cada vez más cerradas, desnudada en su pico por un obsceno infinito,
un cielo tan azul que invita a querer caminar sobre él.


Abajo, en el llano, una población más "quebrada" que el propio camino.
Tres cuartos de sus habitantes padecen históricamente el Mal de Chagas-Mazza, y ese es su destino manifiesto.

Durmientes que enferman, prohibidos de planificar, que aprendieron a odiar la noche, a ser admirados desde el Valle, desde la lejanía, convertidos en falsos souvenires de un cuadro perfecto para la foto.
A un metro del precipicio estático observo en todas las direcciones y a pesar de presentarse ante mí un movilizante espacio natural, no puedo abandonar ese pensamiento. Me niego a hacerlo.
La escenografía no se agota como tampoco mi pena.
Imagino enérgicamente otra vida para ellos, para mí, otro presente, otros besos, otro tiempo.

Detengo mi cabeza, limito las ideas y pienso en esa eterna marginación maquillada.
De ninguna manera es lástima, refiere a un inobjetable vacío el sentimiento.

Es la historia repetida de nuestros pueblos originarios. Perseguidos, abatidos, corridos, ocultados, borrados y abandonados.
Maravilla natural dicen este Valle de Chancaní.

Aclaración: cuando en el texto se coloca "durmientes que enferman", se refiere a que esta población de noche debe cubrirse-taparse con papel de diario porque al poseer techos de paja, las vinchucas caen sobre su cuerpo y eso les permite protegerse

Valle de Chancaní, (entre Carlos Paz y Mina Clavero) Córdoba
Miércoles 14-01-09

jueves, 19 de marzo de 2009

Cada loco con su tema


¿Qué hacer con la muerte?

Pregunta recurrente, pregunta de retorcidos dirán otros.
Qué cuestión no.



El terror a ella, el sostener la última posibilidad de producir un respiro, el padecer propio o de terceros por procesos y recetas médicas que dilatan el final o maquillan las enfermedades, la connivencia psicológica con el temor constante, el convertirse en un "deseador" del deceso por la sola acción de pensarlo y repensarlo, la construcción de un armado emocional que reprime las reales sensaciones; son algunas de las ideas que pueden atarse a la muerte.


Todos hablamos de ella. Inevitable, superable, se comenta desde el sentido común o quienes no han sopesado una pérdida; esperable para algunos, cercana para los que murieron tantas veces. Traumática, segura, instantánea, eterna, injusta, pacificadora, con nula fundamentación, exaltada por dioses con existencia astrológica, productora de un brutal acostumbramiento.
Borra, culpa, renace, duele, odia, extraña, oculta, miente, asevera, destruye, irreparable, irrefrenable, incontrolable, innecesaria, inacacable, ilimitada. Mata, quita, ataca, no distingue, pura practicidad, arruina, roba, desequilibra, libera, silenciosa, verborrágica, individualista. Mata.


Y se puede seguir porque el cauce de imágenes y elaboraciones anímicas no decrece. El mutismo interno y corporal son los primeros síntomas, se propagan, es todo por contagio.

Los parámetros de felicidad son más parámetros que nunca. Los ojos son la evidencia de la brutalidad del daño.
Las creaciones psicológicas automatizadas recorren siempre lugares grises y nos provocan vomitar la sublimación, como si la reparación brillara en media hora de escaso vuelo narrativo.
Miramos los espacios vacíos cada minuto y no caemos. Creo que nunca se cae, o se cae todo el tiempo porque las secuelas son altamente enfermizas.
El efecto postmortem nunca es superador, para nada. Refiere consecuencias diarias retrógradas. El avance resulta forzado y la creencia de progreso es como la religión, una virtual idea.



Y uno continúa. El "vulgo" aconseja eso cual decálogo de reacciones, desde el pedestal de las lejanías. "Hay que vivir" rezan las pancartas fanatizadas.

Pero uno lleva impregnada la muerte. Se siente, realmente se siente. Cuando se ve morir a otro ser, la descripción deviene en escueta comparada con el instante.
Dos ojos tremendamente blancos, extensos, idos, cazando afanosamente el último retrato, una estructura corpórea ya inhumanizada que abandona su esencia, que quizás desea hacerlo, que ya no regula nada sino que depende; y que conmueve... eso sí, es un cuerpo que conmueve: rostros tan característicos que fundan el inicio de los estereotipos.


No hay lugar más que para retener la foto inviolable de la tragedia y contenerla en la inconciencia para que la herida aspire a ser sólo traumática.
El coqueteo con la muerte es así. Se escribe algo sobre ella como si bastara para mitigar.
Nada resulta claro con la muerte sólo que genera desapariciones más que físicas. Nada vuelve, menos los vivos, y eso lo sé.


Viernes 13-02-09

sábado, 14 de marzo de 2009

No me verás caer




Todos siempre hablaron de vos. Ese pibe flaquito que Héctor Veira colocó cual renovación para un plantel de glorias anteriores que gritaba por recambio.

Ese jugador 5-8-10 que ya no existe. Despertaste antinomias más que cualquier otro jugador en tu década deportiva, a veces entendibles y generalmente exacerbadas, cíclicas y planificadas. Pero siempre tocamos de oído, testigos de informaciones siempre maquilladas.

Sos el verdugo Román: no te adaptaste en Barcelona a tu posición natural de volante por izquierda, guerreaste con Manuel Pellegrini en Villarreal- que dirigió dos años acá y es distinguido con un vómito de denominaciones que nos encanta exagerar- y la institución pisó irrespetuosa la final de la prestigiosa Liga de Campeones; ah cierto erraste el penal que los depositaba en ella: Culpable, culpable, culpable.

En Boca, tuviste de amigos al Chelo, Traverso y hoy ese puesto lo cubre un tal Negro Ibarra. Pero no es así, decidís mal, debes rebalsar tus vínculos, así lo piden los correctos que están lejos tuyo.

Quisiste expulsar al jugador nacido en el club Julio Cáceres, estás peleado con Morel Rodríguez, con Palermo no hay comunicación, echaste al multicampeón Caranta, no quisiste que Guillermo venga como DT ni que Cascini llegara como Manager, ahora estás cruzado con tu papá futbolístico Carlos Bianchi, los refuerzos te los consultan a vos mediante asambleas populares y por si no bastara eso, corriste 30 metros para agredir a un joven pulcro y cándido, de esos que acuden a los palcos y sostienen una parte de la economía del club. No hay otra, el exterior acierta cuando dice que sos conflictivo.

Estableciste una monarquía en Boca, contestas seco y directo al prosti-periodismo, casi nunca hablas sino es por tu cercano Sergio Gendler, y ahora te enfrentaste a Dios.
No nene, la soberbia te inundó, con Diego no.
Como toda religión, el fanatismo hacia él arrastra a miles y los afiebra. Y hoy es una época en que todos los castigados connacionales urgen de abrazarse a algo, una imagen, una foto, un referente. Así construyen un ídolo, un mito demasiado intangible. Y obvio tenía que ser Maradona “si es el mejor de todos los tiempos”, y las poblaciones se alimentan con el fútbol o se distraen, que es más trágico.

Le embarras la cancha, le hablas de códigos, ¡a él! Ay Román, algo falla en vos. Porqué te plantas con tus valores, porqué te expulsas de un mundo que hoy dominan los íconos que las modas imponen: Fer Gago, Kun, Lio. Porqué te recluís en la familia-amigos, porqué seguís retrucándole al Técnico de la Selección por todos los multimedios como lo hace él, porqué te haces odiar aún más por el “mundo futbolero”: players que matarían por estar en tus botines, en una planilla de AFA con tu nombre y apellido, o en tu brazo derecho cuando llevaste la cinta de capitán, símbolo que luego le cediste al mejor de todas las épocas para no irrespetar su divina historia y existencia.

Los informantes del deporte que reptan por mucho menos que treinta monedas, no se sacian completamente con tu carne, quieren más y les piden más desde arriba. Y vos no contestas, provocando un encono extremadamente vasto: tu hermano se autosecuestró hace unos años, abandonaste la selección tan sólo por preservar la figura materna, huiste de una de las concentraciones de “José” al morir el padre de un amigo. No paras, alimentas cada día a la muchedumbre mediática que vaciada de principios y primicias rasca entre las napas algo que servirse.

Y la culpa es sólo tuya, si tan sólo fueses diferente como dentro del verde césped. Acomodate a ellos, negocia, sé histriónico y querible como el neo-héroe riverplatense. Pero no. Decidiste bancar tu esencia, la mirada pueril y baja, como deseando regresar a los torneos de penales en San Fernando.

Ya con 30 encima, te metiste con el as de espadas nacional, siendo vos un 7 bravo en su estructura acostumbrado a ser único eje en los planteles que integraste. Como reza el vox populi “no creíste que podías competir o alternar y te rendiste”, o “se acabó tu capa protectora” dicen socarronamente los leales al rey.

La decisión no retrocede, el noviazgo se truncó por no soportar que ella sedujera a todos. El tiempo de la reconciliación ya es un pretérito que siempre vas a extrañar. La revancha mundial abruptamente se desvaneció. Hoy sos el Verón del 2002 o el Maradona del 82, pero obvio, para nadie es redituable recordar esos fusilamientos mediáticos.

Pusiste los valores por sobre lo más elevado del fútbol argentino. El maquillado patriotismo ciudadano te juzgará con el mismo código penal que quiere ganar sin medir costos: No Román “la titular es la camiseta”. Y vos lejano de la demagogia te apartaste.

El 10 más ganador de Boca afuera, sin que nadie directamente lo quitara del camino, sólo le indicaron como querían que se parara sobre él. Y rápido de ideas Román no tranzó.

Desagradecido, héroe, verdugo, apático, consecuente, particular, conflictivo; la ráfaga de calificativos continuará derramándose en esa espalda ya gastada de tanto manoseo bancado. Pero tranquilo JR, si fueses común y abundaras no se colgarían de tu camise
ta cada semana.

Sábado 14-03-09

miércoles, 11 de marzo de 2009

Fue consciente



Freud me va a corresponder.

A veces no soy
el amo de mi propia casa.

Jueves 25-12-08

sábado, 7 de febrero de 2009

Siempre conmigo


¿Qué son los valores?
Los valores no son,
los valores valen

16-12-08

Mi lugar en el mundo

No se ve bien sino con el corazón.
Lo esencial es invisible a los ojos...
El principito jamás renunciaba a una pregunta,
una vez que la había formulado

Fragmento de "El Principito" (1943)
Antoine de Saint-Exupéry

jueves, 5 de febrero de 2009

Simplezas



  1. Si sos tajante, sos extremista
  2. Si seleccionas tus vínculos, sos mala leche
  3. Si le pones nombre a las cosas, metes miedo
  4. Si disentís, quedas marcado
  5. Si das una vuelta más a tu pensar, sos muy complejo
  6. Si bancas tus ideales, es porque todavía sos joven
  7. Si contestas, queda mal
  8. Si te callas, perteneces
  9. Si pedís permiso, terminas a la defensiva
  10. Si amas tu libertad, sos un romántico
  11. Si la perdes, sos muy boludo o un buen proyecto de facho
  12. Si la buscas, sos demasiado idealista
  13. Si negocias, entregas tu dignidad
  14. Si sos diplomático, te integran
  15. Si tenes valores, no te creen
  16. sino los tenes, te ascienden, creces
  17. Si decidís, preocupas
  18. Si sos solidario, algo buscas
  19. Si das intensamente, siempre te falta algo más
  20. Si creas, derrumbas
  21. Si ganas, pocos lo comparten
  22. Si perdes, era lo esperable
  23. Si te sacrificas, hay poca valoración
  24. Si te jugas, porqué asumiste riesgos
  25. sino lo hacés, vas a prevalecer
  26. Si tenes talento, sos culpable
  27. sino sos laborioso, reconocido
  28. Si decís la verdad, es la tuya
  29. Si mentís, es lo conveniente
  30. Si es imposible, no te rendís
  31. sino llegaste, no te caes
  32. Si es muy lejano, no lo crees
  33. Si hay ironía, te anotas
  34. Si es muy simple, te aferras
  35. Si te gusta, no alcanza
  36. Si querés, porqué no amas
  37. Si amas, generalmente idealizas
  38. Si idealizas, te entregaste
  39. Si hablas, no es el momento
  40. sino hay momentos, no te hallas
  41. Si te hallas, a veces es muy solo
  42. Si estás muy acompañado, estás incómodo porque algo no es real
  43. Si sos vos, vas a chocar
  44. sino lo sos, erraste en lo esencial

16-12-08

Ese hombre

Cuando me muera
no me lloren,
aplaudanme
por lo que he sido

Guaminí 5-12-08

Placeres

Qué es la culpa
sino la clara intención individual
de producirse una incomodidad constante
Qué es la culpa sino un extraño hábito
de recriminación multiplicada
Qué es la culpa sino un lugar donde nada calma
Qué es la culpa sino jugar al displacer...
Culpa, infancia
Culpa, padres
Culpa post mortem
Culpa que no mitiga
Culpa que no exculpa
Culpa para nada inocente
Culpa que no cede
Culpa irrefrenable
Culpa necesaria
Culpa renovable
Culpa que sabe a herida
Culpa hasta lógica
Culpa memorable
Culpa madre de culpas menores
Culpa que no dialoga
Culpa del reconocimiento
Culpa que siempre pide más
Culpa internalizada
Culpa inconciente
Culpa yoica...



Qué es la culpa sino culparse

Qué es la culpa sino un estado vivencial
Qué es la culpa sino desear morir para vivir
y morir nuevamente
Qué es la culpa sino mentirse y decirse que no tuvimos
nada que ver
Qué es la culpa sino sostener la carga de nuestra inacción
Qué es la culpa sino gritar por algo de perdón
Qué es la culpa sino erigirnos como héroes de nuestra represión,
revolucionarios de nuestra neurosis
¿Cómo salir, cómo no pensarla, cómo no sentirla?
Para eso lo escribo.

15-12-08